jueves, 3 de enero de 2008

"El vampiro de la gruta" (Un cuento sobre vampiros - Sexta Entrega)

Cuando Caín terminó su obra macabra, se quedó por un momento mirando los cuerpos que yacían sin vida.
Se pasó el dorso de la mano por los labios y sintió una excesiva humedad. Se miró la mano.
La sangre brillaba con la luz de la luna como si fuera negra y con reflejos blancos.
Sentía una ligera embriaguez y que le zumbaba la cabeza.
Recordaba lo que había hecho como en escenas aisladas: en una estaba sujetando a ambos jóvenes por los cuellos.
La presión era la suficiente como para que además de que no pudieran escapar, tampoco pudieran gritar.
Al primero que mordió fue al muchacho, pues era el que ofrecía mayor resistencia.
A ése no lo disfrutó, fue tan solo un tramite y obtuvo las fuerzas necesarias para continuar, ya que algo parecido al cansancio comenzaba a apoderarse de el.
Cuando el joven dejó de moverse dirigió su atención a la muchacha.
Era realmente bonita y con un cuerpo robozante de voluptuosidad.
Pero la sensualidad que Caín sentía no pasaba por la admiración de ese cuerpo, sino por el acto que estaba realizando en si mismo.
La acercó más hacia el. Con una mano la tomó por la espalda y con la que sujetaba el cuello, le hizo girar el rostro forzándolo con el pulgar, exponiendo la vena que formaba un nítido relieve.
Le clavó los colmillos y cuando sintió que la sangre brotaba, comenzó a sorber lentamente.
A medida que le iba succionando la vida a través de la vena palpitante, la joven comenzó a ofrecer menor resistencia y Caín la apretó aún más contra su cuerpo.
Sentía como los grandes senos de la muchacha se hinchaban y cedían al ritmo de la respiración acompasada.
Esta lo abrazó rindiéndose a la sensualidad del momento, aunque duró poco.
Sus brazos comenzaron a caer suavemente y finalmente, emitiendo un suave gemido de placer, se le escapó el último aliento de vida.
Caín apoyó la cabeza de la joven contra su pecho y le acarició los cabellos por un momento.
Luego fue aflojando su abrazo mortal y la dejó deslizarse, dejando que el cuerpo cayera sobre la arena como una marioneta que ya había terminado de realizar su acto.
Miró a ambos cuerpos nuevamente.
Era extraño, a pesar de tener conciencia de lo que acababa de hacer, sentía como si no fuera responsable de ello.
No le despertaba remordimiento alguno.
Luego, sintió nuevamente la misma ligereza que al principio de su sueño y a continuación que se estaba desplazando hacia arriba de los acantilados, por arriba de las casas, de los arboles, de la piscina.
Reconoció el interior de su habitación en la posada a pesar de la oscuridad.
Comenzó a sentir que el sueño lo vencía y a tener esa extraña sensación de inminente despertar.
Luego nada.

La presencia era tan poderosa que la notó antes de despertarse.
Abrió los ojos de golpe pero no estaba seguro de estar realmente despierto.
Miró hacia la ventana, donde la luz de la luna que se filtraba era ahora mucho más débil y vio la silueta oscura de alguien sentado en el sillón.
Se incorporó y se quedó mirando fijamente esa silueta.
"-Parece que hemos tenido una noche plena de actividad, no?" Dijo la voz de la silueta.
"-Quien es usted? Como entró aquí?" Preguntó Caín.
Ahora podía distinguir el rostro de la persona allí sentada.
A pesar de la oscuridad ese rostro parecía tener luz propia. Un resplandor opalescente.
Era mucho más joven que el, tal vez al final de sus veintitantos años o al principio de sus treinta.
La silueta se incorporó y como si se deslizara suavemente por la habitación, de pronto la tuvo al lado de la cama.
El rostro se acercó a el y lo miró fijamente con unos ojos que radiaban un tenue fulgor esmeralda.
"-Te sugiero que disfrutes tu último día como mortal." Le dijo el joven. Más que una sugerencia el tono era como de un maestro que imparte una tarea. "-El sol va a salir en un par de horas. Duerme un poco, disfruta de tu último amanecer y de tu último ocaso. Esta noche nos volveremos a encontrar."
"-Que..." comenzó a decir Caín.
Pero el sueño esta vez lo invadió profundamente.

Continuará...

John Doe.

2 comentarios:

Mariano dijo...

Un poco tarde, pero acabo de ponerme al día con el relato. Escalofriante y atrapante. Que siga, por favor.

Pd: ¡Feliz Año, my bro!

John Doe dijo...

'Mariano':

En eso estamos brother!

Feliz 2008 para vos también!

P.S.: Tenemos que comunicarnos, no?
Nuestro mutuo amigo te puede pasar el número!

"Largo y arduo es el camino, que conduce del Infierno a la luz" (John Milton - "Paradise Lost")