martes, 8 de enero de 2008

"El vampiro de la gruta" (Un cuento sobre vampiros - Octava Entrega)

Cuando Caín quiso darse cuenta, se encontraba sobre la arena.
Estaba en una playa.
"-Donde estoy?"
"-Estamos en una playa de la zona de 'La Barra'." dijo Leonardo. Ahora mostraba más paciencia que momentos antes. Era consciente del estado de su acompañante "Trata de componerte un poco, tenemos que llegar a la calle principal. Ahí buscaremos a alguien para que te alimentes!"
Caminaron por una calle que serpenteaba hacia arriba, hasta la '10'.
Cuando salieron a esa calle, el panorama antes muy tranquilo cambió por completo: decenas de personas que caminaban en ambas direcciones; adultos que trataban de lucir como los adolescentes, adolescentes que pretendían actuar como adultos.
Leonardo sonreía cada vez que se cruzaba con un grupo de jovencitas. Estas le correspondían de igual manera.
Había que reconocer que el 'vampiro' parecía encajar a la perfección en ese ambiente.

Su aspecto, sus maneras, su desenvolvimiento eran como los de los jóvenes que abundaban en esa calle.
Por el contrario, Caín se sentía completamente fuera de lugar.
Llegaron a un sitio donde, entre mesas con clientes y bajo fuertes luces se exhibía un auto compacto importado.
"-Crucemos" dijo Leonardo "Hay demasiada luz allí!"
Una vez en la vereda de enfrente, se quedaron parados en medio de una multitud de jóvenes que se agrupaban en torno a nada en particular.
"-Mira a tu alrededor! Cuanta sangre joven!"
Caín hizo caso y comenzó a mirar alrededor suyo.
Comenzó a sentirse distinto. Menos cansado. Más seguro.
Sus sentidos comenzaron a agudizarse como cuando escuchara que se acercaban los jóvenes que atacara en Punta Ballena.
Leonardo tenía razón. Nunca le habían llamado la atención las adolescentes, pero ahora las veía bajo una luz diferente. Las veía como si tuvieran un aura, como si radiaran una energía especial.
Podía sentir como palpitaban sus corazones, sentía el calor y la energía que radiaban esos cuerpos.
"-Lo sientes, no?" le preguntó el vampiro.
"-Si. Puedo sentirlo!"
"-Sientes como huelen? El olor a su transpiración. Esa mescla de hormonas adolescentes y perfumes caros... no hay nada que se le compare!"
Caín lo miró. Los ojos de Leonardo brillaban. Eran los ojos de un depredador buscando a su presa. Observando y absorbiendo todos los detalles.
Una jovencita de pelo negro azabache y piel muy blanca miraba a Leonardo sin sacarle la vista de encima. Estaba acompañada de otras que hablaban sin respiro. Ella asentía cada tanto como si siguiera la charla de sus amigas, pero su atención estaba centrada en el vampiro.
A Leonardo esto no le escapó a su atención en absoluto.
Se acercó lentamente a la joven.
"-Que tal?" le dijo "ya tenemos algún plan?"
"-Nada en particular. Alguna idea?"
"-Bueno, podríamos ir abajo, a la playa. Ahí hay movida, no?"
"-Podría ser" le contestó ella.
"-Por que no le dices a alguna de tus amigas que nos acompañe? Para hacerle compañía a mi amigo!"
"-Es ése?" dijo señalando a Caín con un gesto de la cabeza.
"-Si."
"-Mmmm... no se. Tiene cero onda! No creo que le guste a ninguna."
"-Dulce, no debes prejuzgar tan facilmente. Mi amigo es todo un VIP. Es primo de los príncipes herederos ingleses! Ya sabes como son los de la realeza británica... no tienen un aspecto muy brillante, pero así como lo ves, conoce la noche europea como nadie!"
"-En serio? Me estás cachando!"
"-Hablas inglés? Espera que te lo presento."
Leonardo se dirigió hasta donde estaba Caín y la joven se juntó y comenzó a hablar con sus amigas. Ahora todas les echaban miradas a Caín y se sonreían y cuchicheaban entre si.
"-Estúpidas presuntuosas!" dijo Leonardo siseando las palabras con desprecio a través de sus labios "ahora que creen que sos de la realeza británica te ven de otra manera. Ya puedo oler la humedad en sus bombachas!"
"-Que soy que?" preguntó Caín sorprendido.
"-Sigueme la corriente o tendremos que ir a la ciudad, al puerto. Y no soporto el olor que hay ahí!"
Y ambos se dirigieron hacia donde estaban las adolescentes.

Continuara...

John Doe.

4 comentarios:

Eugenia dijo...

la estupidez frente a los extranjeros - tan de pueblo, para tratarse de un lugar con infulas de internacional - harían morir de hambre a cualquiera que se alimentara de mujeres en la barra.

antes que chuparles la sangre les cortaría limpiamente la cabeza con una cimitarra y bebería del chorro como de una fuente.

John Doe dijo...

'Eugenia':

Ojo, la imputación se la hago a las jovenes argentinas; no sabría decir de las locales.
Pero las adolescentes argentinas que pululan por ahí pareciera que se deseperaran por que les de bola un extrangero y me consta.

Me gustó la segunda parte de tu comentario...
you are getting in the mood!

Besos.

"Largo y arduo es el camino, que conduce del Infierno a la luz" (John Milton - "Paradise Lost")

Rubia Lulú dijo...

A full con los vampiros eh, qué grosor.
besos, querido.
Lulú.

John Doe dijo...

'Lulú':

Lamentablemente, mi disponibilidad de tiempo y mis ráfagas de inspiración (ésto último probablemente sea bastante cuestionable, je!), no coinciden con la afluencia de lectores en estos días de vacaciones.

Besos.

"Largo y arduo es el camino, que conduce del Infierno a la luz" (John Milton - "Paradise Lost")