domingo, 6 de enero de 2008

"El vampiro de la gruta" (Un cuento sobre vampiros - Séptima Entrega)

La noticia no tardó en recorrer Punta Ballena más de lo que se tardaría uno en almorzar.
Los dos cadáveres fueron encontrados por una señora septuagenaria que se encontraba dando un paseo matutino en las playas de las grutas.
La mujer estaba en buen estado físico lo que le permitía bajar hasta el lugar todas las mañanas, pero la impresión que le causara el hallazgo le produjo una descompensación cardíaca y ahora estaba siendo atendida en el hospital.
La comisión policial hizo retirar los cuerpos y trasladarlos hasta la morgue local.
El informe forense no se hizo esperar: los cuerpos de ambos jóvenes evidenciaban una importante perdida de sangre, aunque las únicas heridas que encontrara el examinador fueran un par de punciones en el cuello de ambas víctimas.
Como la discreción es un concepto poco establecido en ambas margenes del Río de la Plata, la peculiaridad sobre el estado de los cadáveres no tardó en trascender el despacho del forense, inclusive llegando a oídos de un corresponsal del diario 'Ultimas Noticias' de Montevideo, que se encontraba en Punta del Este cubriendo notas intrascendentes.
Fue éste quien lanzo al ruedo la pregunta que saldría luego publicada en el matutino: "Los vampiros de las grutas estaban atacando a los veraneantes?"
Los habitantes locales, haciéndose eco del chisme ya debatían sobre las medidas que se deberían adoptar para combatir semejante plaga.
El asunto dio tema de charla en los comercios y paradores de la zona.

Caín no pudo disfrutar de 'su último amanecer' como le había sugerido la aparición en su sueño; se despertó por la tarde, con el cuerpo dolorido y una notable perdida de temperatura.
Pidió té al servicio de habitación y lo tomó con unos analgésicos.
Eso lo hizo sentirse peor y le produjo vómitos severos.
Se quedó sentado hecho un despojo en el mismo sillón donde viera la aparición, meditando sobre su sueño.
Lo recordaba tan vivido, como si no se hubiera tratado de un verdadero estado onírico.
Miró el reloj. Ya eran las siete de la tarde y la luz se iba escurriendo de la habitación.
Recordó nuevamente las palabras de la aparición: "... disfruta de tu último amanecer y de tu último ocaso."
Se levantó del sillón y corrió las cortinas.
Lo que vio, si bien ahora no lo sabía, no se le borraría jamás de la memoria.
El sol ya estaba desapareciendo en el horizonte del mar como si fuera un gigantesco monumento que se hundía.
Las aguas se veían de un azul turquesa, ensombrecidas por la escasa luz que ahora alumbraba su superficie.
Y el cielo...
Como si se tratara de distintas capas de sabanas que se superponían con sus bordes oblicuamente dispuestos, era una paleta de rojos y naranjas, algunos sombreados, otros intensos como el fuego.
Caín no recordaba haber visto un atardecer semejante, si es que acaso alguna vez se había tomado el tiempo para ver uno.
Se quedo parado frente a la ventana hasta que el sol desapareció por completo.

Se había recostado sobre la cama. Sentía como si sus fuerzas lo hubiesen abandonado.
La ventana había quedado abierta y le llegaba el aire fresco desde el mar.
En realidad sentía frío.
Se tocó la frente para comprobar si tenía fiebre, pero en lugar de sentir la piel caliente estaba fría.
Le recordaba como se sentía la piel de su tía abuela Harriet, quien había pasado su último año de vida en Argentina con los Harper, cuando le diera el beso de despedida en su ataúd.
No lo escuchó en absoluto, más bien lo presintió.
Miró hacia la ventana y una silueta más negra que el negro de la noche, pero que de todas formas se distinguía por contraste, se encontraba parada delante de ella.
Lo único que verdaderamente resaltaba de la figura eran sus ojos: como dos gemas verde esmeralda que brillaban intensamente.
Saltó de la cama y retrocedió hasta encontrarse de espaldas a la pared.
Si se encontraba soñando no lo parecía en absoluto.
"-Te vas a quedar ahí parado con la boca abierta?" Le dijo la silueta.
"-Estoy soñando?" Preguntó Caín.
"-Ya quisieras! Nos has creado un problema bastante serio."
"-Pero..."
"-Pero que? Acaso no recuerdas?"
"-Yo... recordar que?"
La silueta se encontró de repente frente a Caín sin que este la hubiera visto desplazarse siquiera.
Ahora podía ver su rostro y lo reconoció de inmediato. Joven pero de unas facciones que permitían adivinar una larga experiencia en las cuestiones más variadas.
Pero a pesar de ello las facciones eran suaves, como moldeadas en porcelana.
Y ahora sonreía ligeramente con un dejo de burla.
"-Pero es que acaso he convertido a un idiota? Deberé ayudarte a recordar?"
"-Pero, pero..."
"-Deja de balbucear como un imbécil o aquí y ahora mismo acabaré con tu corta carrera de vampiro!"
Como si un rayo salido de los cielos le hubiera impactado en la frente y le hubiera hecho estallar la cabeza en mil pedazos, la idea golpeó a Caín con fuerza y lo dejó helado.
Las imágenes comenzaron a sucederse en su mente como una película que pasara a toda velocidad: la mordida del vampiro en la gruta, la aparición que no recordaba ni siquiera como un sueño de quien tenía enfrente, como lo había mesmerizado y mordido, bebiendo de su sangre y como luego Caín había bebido la sangre de el, directamente de las venas de su muñeca.
Se encontraba petrificado por los recuerdos: volar sobre el mar, los acantilados, la playa, los dos jóvenes que había desangrado con placer animal.
Un vampiro! Como en las novelas, como en las películas.
"-No puede ser cierto!" Dijo desesperado y casi sin convicción. "Los vampiros no existen!"
"-Quien lo dice? Reconozco que no se han escrito cosas halagadoras sobre nosotros y que preferimos mantenernos fuera de las candilejas y que todo pase nada más que por mitos y fantasías, pero nuestro 'marketing' no es del todo malo si he de ser objetivo!"
Caín sintió que se le aflojaban las piernas y se sentó en el borde de la cama.
"-Bueno, bueno... no nos pongamos tan trágicos!"
Los calambres recorrían el cuerpo de Caín y le hacían doler los músculos.
"-Por que me siento tan mal?"
"-Porque bebiste más de la cuenta? Je, je! No, en serio, debes aprender cuando detenerte. Si bebes de un cuerpo cuando este ya está muerto te enfermarás, como en tu caso, o te morirás si sobrepasas el límite!"
"-Y ahora... que va a ser de mi?"
"-Por lo pronto deberemos buscarte alimento. No pongas esa cara compungida, ya te acostumbrarás!" Luego de dicho ésto lo ayudó a incorporarse. "Pero que mal educado soy, hagamos las presentaciones de la manera apropiada. Cual es tu nombre?"
"-Caín. Caín Harper."
"-Caramba, un criollo de ascendencia anglosajona! Caín Harper, yo me llamo Leonardo Maximiliano Alonso. Pero no te atrevas a llamarme 'Leo' porque te haré saltar la dentadura de un golpe! No soporto esa vulgaridad de utilizar apócopes. Vistete bien que iremos a cenar!" Dijo esto último con un guiño de sus ojos esmeralda que ahora no parecían tan fulgurantes.
Caín se vistió con una camisa de color verde y un jean azul muy clásicos. Cuando terminó de calzarse unos zapatos marrones de outdoors se paró y se quedó mirando al 'vampiro'.
Debía reconocer que a pesar de ser demasiado 'moderno' para su gusto tan sobrio, el vampiro vestía prendas negras de muy buen estilo y excelente calidad.
Al darse cuenta como era observado le dijo: "-Por mi parte prefiero Armani! Respecto a ti vamos a tener que hacer algo con tu guardarropas o definitivamente nos desprestigiarás!"
Verdaderamente el aspecto de Caín distaba mucho de ser el de alguien 'mundano'.
"-Vamos Caín..." le dijo el vampiro tomándolo del brazo "...la noche nos espera!"
Tras lo cual salieron de la habitación... por la ventana!
Por donde más si no!

Continuará...

John Doe.

4 comentarios:

Geoffrey Firmin dijo...

Mejora y mejora. Sigo aca atento y expectante. Gran relato. Excelentemente escrito, querido John Doe.
Abrazo cordial.

John Doe dijo...

'Geoffrey':

Gracias... totales! Je!
Aprecio todas las críticas, positivas y negativas.
Pero cuando llega un elogio de alguien a quien respeto por su material... realmente significa algo!

Abrazos.

"Largo y arduo es el camino, que conduce del Infierno a la luz" (John Milton - "Paradise Lost")

Eugenia dijo...

Excelente, excelente.

Sigo sin sabes como hago para ir publicando las actualizaciones en mi blog.

John Doe dijo...

'Eugenia':

Gracias y te corresponde el mísmo concepto que tengo sobre 'Geoffrey', pero éso ya lo sabías.

La única forma que se me ocurre es postearlos en forma de links, en la columna de la derecha o en el cuerpo principal.

Besos.

"Largo y arduo es el camino, que conduce del Infierno a la luz" (John Milton - "Paradise Lost")