"El vampiro de la gruta" (Decimosegunda Entrega)

Soñaba que veía a Lilian a través de la ventana de su habitación.
Se estaba desvistiendo para meterse en la cama.
Lilian era una chica bonita pero que no sería considerada 'sexy' por la mayoría.
No obstante, al ver como se desvestía y quedaba en ropa interior no pudo evitar excitarse más de lo normal.
Se acostó y apagó la luz.
Caín abrió las ventanas que daban al jardín interior y se deslizó silenciosamente en la habitación.
Había luna llena y podía ver con absoluta claridad todo el interior.
Se acercó a la cama y se sentó en el borde de la misma.
Acarició el cabello de Lilian y esta se incorporó asustada.
"-Caín... que haces aquí? Me asustaste!"
Le acarició el rostro pálido por la luz de la luna y su mano bajó hasta el cuello. La piel se sentía suave, tibia al tacto.
"-Por que no hablas? Te ves extraño, como enfermo!" Lilian extendió el brazo hasta alcanzar la luz sobre la mesita. La encendió.
"-Caín... que te ha pasado?" preguntó con expresión de espanto.
"-Esto es lo que soy ahora!" le dijo mientras la atraía hacia el con una mano apoyada en su nuca y tomándola de un brazo.
Lilian trató de resistirse "-Que estás haciendo? Me estás lastimando!"
La apoyó contra su pecho. Nuevamente sintió el familiar olor de su novia. Pero además sentía como latía su corazón. Lo sentía como si estuviera amplificado, hasta que los latidos se igualaron con los propios, sonando al unísono.
"-Caín, estás frío! Te sientes bien?"
Deslizó su rostro contra el cuello de Lilian, la piel... suave, tibia.
Ella intentó separarse y entonces el, mientras ponía una mano sobre su boca le clavó los colmillos en la base del cuello.
El grito de Lilian se escuchaba ahogado por su mano mientras forcejeaba para librarse de su abrazo y de la mordida.
Sintió que dejaba de resistirse y que ya tampoco intentaba gritar.
Caín sacó su mano de la boca de Lilian y escuchó como esta dejaba escapar un suspiro como de agonía.
Su sangre le sabía dulce y exquisita. Un poco comenzó a derramarse por la espalda, manchando la camiseta que usaba para dormir.
"-Por que me haces esto?" preguntó con apenas un hilo de voz.
Habiendo bebido lo suficiente y sin dejar que su novia muriese, la beso en el cuello y volvió a apoyarla contra su pecho.
Mientras le acariciaba la cabeza le dijo:
"-Porque esto es lo que soy! Y ahora podrás estar conmigo para siempre!"
"-Me has convertido en un monstruo..." la voz de Lilian era apenas un susurro "eso es lo que has hecho!" dijo finalmente.
Un monstruo...

"-Quien...?" dijo sobresaltado al ver el rostro cerca del suyo.
"-Tranquilo Caín... ya ha caído el sol. Hora de salir del ataúd!"
José María lo ayudó a incorporarse "-Soñabas? Estabas agitándote cuando quité la tapa."
"-Si. En realidad era una pesadilla. Es normal?"
"-Sueños, pesadillas... igual que cuando eras un mortal!"
"-Ven..." le dijo Leonardo entrando al recinto "cámbiate de ropas. Vestido así al lado nuestro vas a llamar más la atención que si te disfrazaras del Conde Drácula!"
Caín tomo la ropa que le alcanzó Leonardo y comenzó a cambiarse.
Leonardo salió al recinto principal de la gruta y se acercó a su hermana.
"-Sofía. Llévalo contigo y guíalo. Será un buen cambio que tenga un poco de compañía femenina y aún está confundido. Nosotros iremos a ver un lugar alternativo. Aunque estuve pensando en otra posibilidad."
"-Que posibilidad?"
"-Podríamos volver a nuestra patria!"
"-Hablas en serio?" La pregunta tenía un tono de incredulidad y súplica a la vez.
"-No se, tal vez podríamos intentarlo. Que crees?"
Sofía lo miró y sonrió "-A donde tu vayas yo iré, ya lo sabes!"
"-Si, ya lo se!" dijo Leonardo devolviéndole la sonrisa "lo se, mi dulce hermana!"
"-Que les parece ahora?" German venía detrás de Caín "No parece otra persona?"
"-Muy bien, ahora si no tendrás problema para mezclarte en la noche de Punta!
Escucha Caín... Sofía te acompañará a la ciudad esta noche. Nosotros mientras tenemos que ultimar unos detalles. Cuando regresen hablaremos de ello."
"-Ven..." le dijo Sofía tomándolo del brazo "veamos que nos ofrece la noche!"
Leonardo los observó hasta que salieron de la gruta.
Se quedó pensando en su hermana y en el futuro.
El futuro es un concepto mucho más extenso para un vampiro que para un mortal.
Sofía había sugerido más de una vez regresar a Buenos Aires, pero el siempre se había negado.
El también extrañaba su patria, pero el recuerdo de las circunstancias que los había llevado a convertirse en vampiros lo asediaba con una fuerza como si hubiera ocurrido tan solo semanas atrás.
Su mente comenzó a vagar.
Como en un sueño, se encontró en el Buenos Aires de 1870.

Continuará...

John Doe.