
Lean esto:
"Queremos encontrar a un kikuyu. Lo vamos a carnear como a una vaca", dijo David Babgy, un joven de 24 años que paraba colectivos en una barricada. En esa ciudad, un chofer fue quemado vivo en el interior de su colectivo."
" En otros pueblos cercanos, jóvenes de la tribu kalenjin usaron machetes para matar a cuatro kikuyus y lapidaron a otros dos."
" En la ciudad turística de Naivasha, donde 15 hombres, mujeres y chicos fueron quemados vivos anteayer, unas 2000 personas se enfrentaron con machetes y palos."
Los párrafos precedentes son fragmentos de noticias que hacen referencia al conflicto racial entre las dos tribus principales de Kenya, los 'Kikuyu' y los 'Luo', que desde el pasado mes se desató como consecuencia de los resultados de las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el 27 de Diciembre pasado en ese país del este de África.
En esta tarde de sábado, me encuentro escribiendo frente al ventanal de mi living, disfrutando la vista de la ligera lluvia que cae sobre la ciudad.
Disfruto también de las garantías (algo 'manoseadas' por cierto) que son implícitas a vivir en un país donde las diferencias raciales o sociales no se solucionan 'a machetazos'!
Pero esa no es la realidad para los más de 900 muertos (y la cuenta continúa elevándose mientras leemos esto!) y más de 250.000 personas que se vieron forzadas a abandonar sus hogares en el Valle del Rift, escenario de los peores enfrentamientos, para salvar sus vidas.
Quienes han leído mis posts previos referentes al problema racial en el continente africano, ya están un poco al tanto del tema y mi posición frente al mismo.
Para los que no lo han hecho...
El continente africano está conformado mayoritariamente, por estados que albergan a dos o más etnias que se odian desde tiempos ancestrales y que se turnan para ocupar el poder y lanzarse a la persecución de sus históricos rivales.
Desde la retirada de las potencias coloniales, la 'inteligentzia' local no solo no fue capaz de elevar el nivel de bienestar de sus habitantes si no que ni siquiera fue capaz mantenerlo y menos aún de evitar que cayera a niveles inhumanos, complicando además la convivencia social e incitando al enfrentamiento apelando a los instintos más primitivos de una población con un nivel de educación prácticamente inexistente.
No es necesario que los aburra con los detalles políticos sobre este enfrentamiento en Kenya, aunque si mencionaré que debido al bloqueo de los corredores de transporte desde el puerto de Mombassa y a través de este país africano, se ha provocado la interrupción de suministros a las operaciones de paz y humanitarias de
De todas maneras, poco significan estas cifras en un continente que nos tiene acostumbrados cada tanto a los conflictos de esta naturaleza y a las operaciones de 'limpieza étnica' que se cobran millones de vidas en un abrir y cerrar de ojos, no?
Solo que a mi me indignan los argumentos de quienes con el cuestionable concepto para estos casos de 'la libre autodeterminación de los pueblos', son cómplices y hasta promotores a veces de las políticas de los gobiernos que cruzados de brazos permiten que estas barbaridades sucedan.
A estos supuestos 'bien intencionados' o supuestos 'defensores de las libertades' el tema les compete desde una posición meramente académica e idealista desde una postura cómoda e inconciente, ya que estos conflictos no suceden del otro lado de sus 'fronteras'... o en sus ciudades!
No me malinterpreten por facilismo o malicia: no tengo prejuicios raciales contra ninguna persona de origen africano pero analizando la situación objetivamente, como grupos raciales o conformados como estados, la mayoría de los africanos demuestran una incapacidad de convivencia en un nivel inaceptable y además peligroso para el mundo actual.
O para denominarlo de un modo más vulgar... pareciera que para un negro no hubiera nada peor que otro negro!
John Doe.