jueves, 31 de diciembre de 2009

"Adios Tercer Milenio!" (Un cuento de Fin de Año)


Era el 31 de Diciembre del año 3000.
El calor era insoportable.
Flavio estaba sentado en el balcón de su departamento en la localidad de Vicente López.
Siempre se había quejado amargamente de que el inmueble estaba ubicado de cara al mortalmente contaminado Río de la Plata, pero ahora, esa orientación era un triste privilegio por la vista que ofrecía.
El edificio se alzaba a escasos veinte metros de donde hasta hace apenas menos de un año, las sucias y grasosas aguas del río tocaban la costa.  Ese día, la bruma producida por la evaporación, apenas dejaba ver los cientos de metros de desperdicios que antes yacían bajo el agua.
Flavio bebió de la botellita de cerveza que reposaba en la mesita a su lado. Estaba caliente. Como lo estaba el agua corriente hace un par de semanas atrás, cuando aún fluía por las cañerías. Desde entonces la compañía de servicios había sido incapaz de continuar proveyendo del preciado líquido a una población que se moría de sed y calor por las altas temperaturas.
Flavio fue subiendo la mirada a través de la capa brumosa, que a medida que miraba más alto, se iba tornando rojiza y luego, más alto aún, anaranjada.
Y allá en el horizonte, en un cielo de donde habían desaparecido el resto de las estrellas, el hinchado globo del Sol asomaba a pesar de encontrarse a esas horas alumbrando el otro lado del planeta, abarcando e iluminando todo con extrañas ondas igneas.
El Sol. El centro de nuestro sistema planetario y fuente de la vida se estaba muriendo.
Se suponía que semejante cataclismo no sucedería hasta dentro de unos cinco mil millones de años al menos. Eso habían dicho los científicos. De no ser porque la humanidad estaba a punto de desaparecer, dudosamente los científicos hubieran continuado gozando de mucha credibilidad.
Al verse alterado de manera radical el ciclo nuclear mediante el cual liberaba su energía y nos calentaba en la proporción justa, en su lento proceso de agonía, el Sol estaba creciendo y continuaría haciéndolo hasta engullir a nuestro pequeño planeta.
Técnicamente hablando, al ir aumentando el tamaño de su superficie esta se estaba enfriando progresivamente. Pero al acercarse cada vez más a nosotros, las temperaturas sobre la Tierra estaban aumentando hasta llegar a límites insoportables. Y mortales.
"- Lástima no poder ver el final." dijo Flavio en voz alta pero tan solo para si mismo "Eso si que va a ser todo un espectáculo!"
Flavio se levantó de la reposera y entró al departamento.
En el pasillo que llevaba a la cocina el pequeño generador eléctrico ronroneaba rítmicamente. Durante las horas diurnas no había electricidad, ya que habiendo una sola central nuclear en el país que producía energía e incapacitadas las centrales hidroeléctricas de seguir funcionando, no era posible abastecer a todo el territorio.
Cuando las primeras versiones de la catástrofe que se avecinaba ganaron la calle, los rumores al respecto ya se venían multiplicando en la Web desde bastante antes. Sin esperar la confirmación oficial que no tardaría en llegar, Flavio comenzó a prepararse para enfrentar la tragedia. Claro que solo era para comprar un poco más de tiempo que otros desafortunados que no tenían los medios ni la previsión suficientes.
Abrió la puerta de la heladera y por un momento, sintió como la transpiración que bañaba su torso se enfriaba levemente. Tomó otra botellita de cerveza y la apoyó sobre su frente. "- Que bien se siente!" pensó y cerró la puerta de la heladera nuevamente.
Volvió al balcón.
De pasada por el living se detuvo ante el porta retratos que tenía una foto en la que estaba abrazado con su ex esposa. Aún no hacía un año de la separación. Flavio tomó el porta retratos y miró la foto con una sonrisa melancólica. Cuando fue a verla unas semanas atrás, para proponerle terminar sus días juntos como se habían prometido al casarse, descubrió tristemente que ella ya tenía una nueva pareja. Ella lo atendió en la puerta sin invitarlo a entrar y ante su nerviosismo imposible de disimular y la insistencia de Flavio, no tuvo más remedio que decirle la verdad. En ese momento Flavio vio todo rojo y su corazón dio un vuelco. Hacía rato que el sentía que ella había dejado de pertenecerle, pero ahora esa sensación era definitiva.
Volvió a apoyar el porta retratos sobre el estante y salió al balcón.
Se sentó nuevamente en la reposera y comenzó a beber de la cerveza fría.
Miró la hora en el reloj de su muñeca. Faltaban menos de veinte minutos para la medianoche.
Era extraño estar a esa hora como si fuera de día. Pero así venía siendo desde cierto tiempo atrás.
Un día eterno, opaco y brumoso.
En algunos departamentos festejaban el fin de año.
Flavio podía oír las voces y las risas. Las distintas músicas que llegaban desde esos lugares se mezclaban, sobreponiéndose al murmullo de una ciudad con escaso tráfico.
"- Eso es bueno." pensó "Que aún haya personas que asuman la tragedia inevitable con alegría!"
El ser humano había sido capaz de superar momentos verdaderamente amargos.
Sin ir muy lejos, siete años atrás, la especie humana había logrado sobrevivir a la Plaga Kriplen. Había logrado contenerla, claro que no antes de que murieran por lo menos doce millones de personas a lo largo del mundo.
Pero la humanidad había sobrevivido.
A punto de terminar el tercer milenio, el animal más evolucionado sobre la faz de la Tierra se había topado con un reto que no sería capaz de superar.
"- Esto si que da al termino 'calentamiento global' un nuevo significado! Ja, ja!" rió irónicamente.
Pasó la botellita de cerveza a la mano izquierda y con la derecha tomó la pistola que había estado todo el tiempo sobre la mesita a su lado.
Tirando ligeramente de la corredera hacia atrás, comprobó que había un cartucho en la recamara.
Miró nuevamente el reloj. Faltaban siete minutos para la medianoche.
"- Cuantas alegrías que no supe disfrutar plenamente." comenzó a meditar "Cuanto sufrimiento inflingido a otros que no supe evitar. Cuantos planes que no me atreví a realizar.
Y si, también yo he sido víctima y he sufrido! Cuanto amor que di que no supieron corresponder.
Cuanto desperdicio!
Si tan solo hubiera tenido otra oportunidad para hacer todo mejor!"
Comenzó a oír el ulular de una sirena lejana y los gritos de alegría de donde estaban festejando.
Feliz Año Nuevo!
Miró su reloj. Ya era medianoche.
Bebió un largo trago de la cerveza; extrañamente aún estaba fría.
"- Adiós Tercer Milenio!" dijo y apoyó la pistola sobre su sien.
"Si tan solo hubiera tenido otra oportunidad... que desperdicio!"
Y luego el Sol se extinguió.

Para que nos esforcemos en hacer todo mejor.
Para que podamos corregir nuestros errores.
Para que aprendamos a convivir con las decepciones.
Para que podamos ser felices.

John Doe.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

"La Cigarra y la Hormiga" (El mentiroso de La Fontaine)


Recuerdan la fábula de La Fontaine, la de la cigarra y la hormiga?
Bueno, en realidad no era como se la contaron.
En realidad era así:

La hormiga, teniendo en cuenta que llegaría  el invierno, comenzó con antelación a prepararse para sobrellevar las duras condiciones de vida que este traería.
Comenzó a salir a buscar alimentos para llenar las alacenas en su casa.
Entre las idas y venidas miró hacia la casa de la cigarra: esta estaba recostada en una reposera al lado de la pileta, cocktail en mano, escuchando música a todo volumen en un impresionante estéreo!
Pasaban los arduos días para la hormiga, que además había comenzado a transportar hacia su casa grandes cantidades de leña para mantener alimentado el fuego durante los días de frío intenso.
Iba y venía sudando bajo la pesada carga y en uno de los últimos viajes, ya habiendo caído el sol, miró hacia la casa de la cigarra: a través de las ventanas podían verse las siluetas de muchas personas bailando y también podía escucharse el ritmo de la música electrónica de esa temporada!
Así continuó trabajando sacrificadamente la hormiga hasta que se sintió satisfecha de estar preparada para afrontar el invierno, no importase cuan duro fuera.
Cuando comenzaron los primeros fríos y comenzaron a caer las primeras nieves, la hormiga se resguardó en su casa a disfrutar de las comodidades que había previsto.
Entonces, alguien golpeó a su puerta.
Knock, knock!
Y la hormiga pensó: "- Esta debe ser la cigarra que viene a pedir socorro!"
Se dirigió a la puerta y la abrió. Efectivamente era la cigarra. Pero ésta estaba muy sonriente, regiamente vestida y con un par de valijas a su lado.
La hormiga le preguntó: "- Que puedo hacer por vos?"
"- Mirá -comenzó la cigarra- a mi el frío no me gusta. Yo me voy a Francia, a la Costa Azul y así sigo de verano todo el año!"
La hormiga no podía creer lo que escuchaba!
"- Entonces que querés?" -le preguntó la hormiga, ahora víctima de una gran decepción, a la cigarra.
"- Como voy a estar fuera algunos meses, quería pedirte si podías echarle una mirada de vez en cuando a mi casa, guardarme la correspondencia y cosas por el estilo."
"- Bueno -le contestó la hormiga ya totalmente desanimada- no te preocupes."
"- Y ya que voy a estar en Francia -continuó la cigarra- puedo hacer algo por vos?"
"- Si -dijo con firmeza la hormiga- si lo ves a La Fontaine, decíle que se vaya a la reputa que lo parió!!!"

Moraleja: la virtud, queridos amiguitos, no siempre es bien recompensada!

(Autor Anónimo)

Relatado por:
John Doe (The Story Teller)